Él se acercaba a los cincuenta años de edad. Era de ojos azules. —Pobrecito, ¿qué nunca se irá temprano? Al frente de la estantería había grandes cubos que imaginé eran los utilizados para recolectar basura. —Una empresaria de donde trabajo, tiene hoy una fiesta de piscina. Me causa vergüenza hacerla pasar por esta situación. ¿No te había dicho que esa gorra te queda horrible? Limpié la cocina, terminé de doblar la ropa sobre el sofá y la organicé dentro de su armario. —Es que ellos son dioses en el deporte —dijo Ethan. Al final se sumaban todos los puntos para determinar a la pandilla ganadora. —No soportaba un segundo más. —Es Lindsay, ¿cierto? A mí nunca me escuchará, Rosario vive en su mundo y Kevin solo piensa en el campeonato. —¡Cálmate, no estoy de humor para tus quejas! —¡Por favor, Lindsay! Observé el pequeño apartamento. —No le prestó mucho caso. Nos emocionamos cuando regresó el Halcón, animando a que comenzaría el segundo encuentro que tanto esperábamos. La única razón que se me vino a la mente, fue porque siempre estuvo ocupado con el empleo. Arrancó antes de que el policía fuera a multarlo. —Guau, qué brillante —dijo irónicamente. —Se entrometía Julio—. —¿Con quién? Había algo en él que me llamaba la atención más que otros hombres. Buena suerte. Owain se nos acercó corriendo mientras miraba hacia Elly. Terminé mis labores. Pero no olvides tu deber, Lily —me susurraba—. Arya estaba evidentemente fría conmigo; apenas me miraba porque temía a que le mencionara el asunto de Juliana. Aproveché y recogí un cubo para depositar su basura y cambiarle la bolsa. De mis cinco hijos, ella es mi mayor orgullo. —Alcahueta, ¿cómo estás? Cada uno utilizó lo mejor que pudo sus tres minutos. —No mucho, ellos es de milagro que comentan. Lo que menos quería era que se desquitara o desahogara conmigo. — Revisé que eran las siete con veinte minutos. —Arthur... me siento muy incómoda. Si te he humillado es por los imbéciles de la directiva de ejecutivos, que solo saben echarle la culpa a los demás por sus burradas. Él llevó una cuchara repleta de cereal a su boca. No fui yo, te lo juro. Solo mi amiga, tú y ese hombre entrometido, conocen la verdad. Arthur y Morgan habían guardado sus gafas; estaban hartos de la realidad aumentada. Cero palabrotas frente a Owain. Salí y me vestí. Solo alcanzaremos la victoria si reclutamos a dos que sean tan talentosos como nosotros. Te motivará a seguir adelante. Su estilo era agresivo. ¡Oh, santo cielo! Arya, temerosa, no se atrevía a abrir la boca. Él andaba como si la relación que se había terminado fuese la suya. Eran de tocinos con extra queso. —Lo siento, debí explicarte de que trataba. Arya, molesta y apenada por haberse caído en la primera ronda, tomó un estilo conservador donde se concentró en ir a gran velocidad en las rampas para dar vueltas en el aire. Terminé de prepararme utilizando uno de los labiales y un poco del mejor perfume que había traído; el mismo que utilicé cuando fui al restaurante italiano. Caminábamos tranquilos, disfrutando del ambiente. —Me impresionaba el desorden del público porque gritaban como desquiciados. Tras Luis pagarle diez dólares, le entregó la llave. —En serio, ¿a qué hora? —La detuve. En los tres días anteriores, inspeccioné los niveles donde recojo basura. Se levantó de su silla y me sentó ahí. Owain le abanicó la espada. Encontré una Lindsay en la sección izquierda del quinto nivel, pero vi en sus fotografías del escritorio, que era una señora gordita pelo negro, o sea, no la Lindsay en cuestión. —le pregunté. El suspenso me tenía con los pelos de punta. En ese momento, el bebé comenzó a moverse y quejarse un poco. Eris enfatizó que solo se concentraran en los trucos que más conocían. —Ay si yo encontraba a ese malandro... —decía mi padre—. —Comí un emparedado con mantequilla de maní. La mayoría eran chicos y adultos jóvenes. Ayudo al jefe a resolver un papeleo. Oferta Mezcla Láctea Ideal Amanecer 24 x 395g actual del folleto de Metro. —Tuve la idea de hacer autostop para los que aún salían, pero o nos ignoraban o iban repletos. —No estaba dispuesta a entrar. Se llama Rosario, de mi misma edad. Falleció antes de que yo naciera, pero gracias a su legado siento haberlo conocido. —¡No vuelvas a tocar mis sándwiches! —La película terminaría a las diez y media. —Mi amiga Lily. —Lo estamos haciendo de maravilla, pero... —hablaba Ethan—. —¿Qué es lo que él quiere conmigo? Bueno, para que comprendas mejor, te contaré un poco de nuestra historia. Al entrar en nuestra calle, nos percatamos que las patrullas y ambulancia, estaban estacionados frente al edificio. —No te relajo, Querido. Tomé la bandeja y fui a la sala de esperas. Voy a revisar unos asuntos en el primer nivel y me iré. —Me lo pasó tras suspirar aliviado. Arya levantó sus brazos y, abrazó por primera vez en quien sabe cuanto tiempo, a su hermana con firmeza. Muchos esperaban curiosos cual sería esa música que podría ser más emocionante que electrónica. —En serio... ya comprendo el porqué la atmósfera se siente pesada. Le hago un comentario y en esta compilación se agregan otros textos sobre ladinidades. Me acerqué a la cajonera. Hay personas aquí que no quiero volver a ver. —¡No lo hagas! —Elly comenzó a correr. Ella se descubrió la cabeza y retiró su cabello de la cara. Añadir al carrito Lista de favoritos ... S/ 95,80 Precio. En otra pared, había una gran fotografía familiar que conmemoraba el nacimiento de su primogénito. —Sonreí tímidamente. El gordito mientras sonreía, sirvió el primer vaso y se lo intentó pasar a Ethan. Me la pagarás con un besito... —¡Eh! Observó como el plato humeaba; lo había servido con una gran porción de fideos, trozos de zanahorias en las orillas, papas en los alrededores y, en el centro, el huevo hervido dividido por la mitad. Ambos cargaban sus patinetas. Yo estaba temblando, congelada al lado del camino con Arya y Ethan. —¿Qué hay con lo que acordamos la otra noche? —Adiós... —Comencé a caminar de salida, pero Lindsay me sujetó por un antebrazo para forzarme a enfrentar su mirada. —Asuntos personales. Revisé la cuenta de banco y me percaté que solo me quedaba dinero suficiente para cubrir los gastos de comida y taxi para la próxima semana. Hasta al bolso Guxxi le había salpicado. Ya sí es verdad que llegó nuestro fin. Si querías llamar la atención de miles, solo debías tomarte fotografías o realizar vídeos. Mi padre hasta lloró porque ya sí era verdad, que no regresaría en mucho tiempo. De la caja salía el aroma de la pizza. Owain había creado una inmensa y potente esfera llameante, semejante a un Sol. —Hasta aquí llegamos... —Se sentó Ethan. —¡Ey, Williana! Observamos una chaqueta que nos pareció estupenda. —Quédate aquí; cierra la puerta —me ordenó y volvió a concentrarse en su computadora. El parque de atracciones Wisney, quedaba en la región Oeste del estado; conocida por sus extensos bosques y fauna. Las paredes estaban pintadas de un azul pálido y las ventanas tenían cortinas anticuadas color crema. Considera mantener la higiene, y reposa por lo menos tres días más. Kevin le sujetaba la mano con firmeza porque ella estaba que si él se descuidaba, saldría corriendo a otro lado. —Tengo hambre... —me quejé. —¡No miento! Y ¿a ti cómo te ha ido? Le dolía demasiado el saber que perdimos ese enfrentamiento por su culpa. —Me invitó a tomar la delantera. Mi padre emigró a los cinco años de edad de Dublin, Irlanda. —¿En verdad lo ocuparás? —Esa donde no existen los malos deseos o la malicia. —Querido, no te me hagas el imbécil. —Soy la encargada de la limpieza. —Me invitó a su apartamento. Varios empleados me miraron, pero al segundo volvieron a sus asuntos. —Luis se asustó, no porque creyó esa tontería, pero por la manera en que él le hablaba. Me presenté ante ellos sin siquiera atreverme a ofrecerles un apretón de manos. —¡Ay, no quiero! Ha estado ausente, por eso mi trabajo está más atareado que nunca. Llegué a las puertas y levanté una oreja para husmear. Ella que, se sostenía la frente con una mano, lucía como si sufriera. En el segundo minuto, intentó saltar sobre un rectángulo de concreto y perdió el equilibrio. —¡¡No quiero ver a ninguno de ustedes, fuera!! ¿El periodo de la oferta ya caducó, o la promoción Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g no es exactamente lo que estás buscando? Está mañana el jefe me gritó a la cara. —Estoy harta de pasarme las mañanas encerrada. Anastasia se sentía mal por haberse caído. Salimos al frente de la mansión y continuamos el camino. Contemplé como lucía apenada, deseando correr a los brazos de su hermana y ser consolada por ella. —Estuvimos sin rumbo fijo durante semanas hasta que nos topamos con un señor que, no solo nos brindó protección, también una nueva identidad para que pudiéramos estudiar. Estoy más que segura que se llevarán de maravilla. A nosotros casi se nos bajó la presión cuando creímos que en el tercer minuto se caería. Samuel y Percy todavía no llegaban. Fue emocionante. Estar tendida en la cama a merced de un estúpido virus. —Hmm... —lamenté que no quiso contarme. Tan solo me reí. Tengo cien en el bolsillo que se supone son para pagar la electricidad y el gas. Entonces, ¿siempre vienes a ver películas? Tan precioso que no paraba de admirarlo. Desde el martes, no nos habíamos reunidos todos porque los más jóvenes tenían clases. —¿Está bien qué esté aquí? —La invité a sentarse. Se giró para entrar, pero no realizó un paso. —Sí, lárgate antes de que te contagie la peste. —¡No, aléjate de mí! Iba recogiendo las basuras de los cubículos. —¿Hoy tampoco piensan venir al parque? —Entiendo. —Mi sobrino necesitaba ir al baño. Percy me llevaba de la mano a nuestros asientos donde Ethan nos esperaba. —Oh cielos, qué bonito. Se le notaba a kilómetros la intensa borrachera. De milagro sobrevivió sin un golpe a su carrera. Finalizó empujando la caja hacia mí, indicando que no quería. —Calma que yo tengo novio. —¿A qué te refieres? —me regañó Arthur. En esa dormía un gran dragón verde que cuando exhalaba, botaba fuego por la nariz. Fue complicado porque había demasiadas rubias. No les dé el placer de haberte derrotado a quienes solo quisieron hacerte daño. —¿Sabes qué es bueno para curar este malestar? Nicolás regresó y me encontró husmeando. —Me lo imagino. 2. Let the world see your hotel experience through your eyes. En medio de ella, había un arreglo florar que desprendía un agradable aroma—. Alérgenos Declarados. —Por lo menos, ¿estás muy lejos de hacerlos realidad? En promedio, nuestros suscriptores ahorran cientos de pesos gracias a nuestras actualizaciones. —Se la arrojó. —Reía. —Cielos, tía se pasó de la raya. De un armario, donde tenía colgadas varias chaquetas, blazers y corbatas, extrajo un maletín. —Espera... —Se detuvo—. —Se hizo el tonto. Su seguro médico y de trabajo, cubrieron la mayoría de los gastos, a excepción del tratamiento para la médula espinal que costaba alrededor de diez mil dólares. —No Lily, ni se lo menciones. Si me vestía con bikini, todos notarían lo pálida que estaba donde no me daba el sol gracias a esos intensos inviernos del Norte. ¿Cuánto le pagaste a Luis? —Que para ese día, tu actitud conmigo haya mejorado. —¿Es de verdad qué esto ocurre? Encontró música relajante. —Cielos, qué servicio —pensé impresionada mientras me colocaba el cinturón de seguridad. Juliana me miró. Grité súper asustada y lo apreté. Ni siquiera quiso cenar. Las paredes de mi habitación me brindaron confort. —Veamos si alguien se apiada de nosotros. —Ay, por favor. Vestía una camiseta roja con el estampado de caricaturas. Soy la nueva empleada de limpieza. ¿Qué haces afuera? ¿qué tengo yo de especial? Otros divertían a los niños y padres, con chistes y payasadas. —La despidió tía. Lo paralizó los segundos necesarios para que Owain creara una buena esfera llameante. —Es inaudito lo que han hecho... —Nos observaba impresionada de vernos al lado de Darkasfuk—. Respirar ese aire tan puro me refrescaba hasta el alma. Lo miré y se puso bien nervioso. Quién sabe si vuelva a tener esta oportunidad. Amazon España Amazon México Amazon.com Compártelo con tus amigos y en tus redes sociales. Me pareció lucir más joven y tierna. —Se me adelantó la madre, y acepté porque ya había dialogado con tía de que combinaría con el vestido. —¡Ya verás, maldita! —Ese trabajo me lo está volviendo loco. —No importa. —grité su nombre. Más tarde hablé solo un minuto con mi padre porque no estaba de ánimos y me fui a dormir. —Tía, ¿por qué él se comportó así cuando supo que ocuparía el empleo? Yo llevo mi traje de baño debajo de esta ropa —me reveló. Dejó de teclear para prestarme atención. Entré en la ducha y enseguida me percaté que el grifo no mostraba información sobre la temperatura del agua. Ella debido a las insistencias de la madre de Ethan, se pasó el miércoles descansando. Está cometiendo una y mil locuras. Fue la primera vez que vi a Arya nerviosa. Fui a las fotografías. ¿Quién es esta jovencita tan hermosa que te acompaña? Oye, nunca he ido. Conocí que tenía una agradable sonrisa. Si deseas, lleva a un ayudante para que vayas más relajada. Luego pensé—. No negaré que el no hacerte quedar mal y las mujeres de clase alta, me motivó a lucir de esta manera. Vestía un reloj con correa de cuero de cocodrilo y su anillo de matrimonio. No era que estaba molesta con Arthur, sino, decepcionada. Al menos te agradezco que me hayas demostrado temprano lo poco que vales, para que este sentimiento que empezaba a crecer en mí, muera antes de que me haga sufrir. Mientras tengamos esta información entre nosotras, no se va a alborotar el edificio. El día en que me invitaste a salir, me pellizqué varias veces porque en verdad no creía tanta dicha. —¿Cómo así? Se lo encontraba horrible. —Hmm... Pues no, pero... —Con ese dinero podrás pagar la renta de hasta cuatro años. No le dije una palabra. —Estaba curiosa. —¡Yo quiero un vaso! —¡Ey, no te pases de grosero! —Bien. —reprochó Ethan. La chica se enfocó en los escalones y pasamanos. Pero a mí en lo personal me causaba más impotencia que otra cosa porque ni siquiera les cruzó por la mente sentarse de frente a dialogar sus diferencias. Mantenía su barba y bigote recortados. Vamos. Mientras me colocaba el cinturón, mi hermano regresó y, para molestarme, también como despedida, me apretó la nariz. Yo vengo de pagar el servicio del teléfono. Veamos, ¿cómo se escucha eso? —¿Cuál es tu problema, Kevin? Tenían música romántica latina. Fue a su estantería y me trajo un gran trofeo donde un musculoso sostenía una pesa. Le presté mi teléfono y fuimos a la sala de estar para que me tomara varias fotografías. Luego lució preocupada y nos miró a los dos a la cara antes de volver a enfrentar a la recepcionista—. Ella compró frutas: manzanas, naranjas y peras. Percy me había dicho que eso significaba como seres de la oscuridad—. Inclinó la computadora hacia la derecha para impedir que observara. Como Arya estaba conmigo, decidí no esperar a que tía llegara del trabajo, y nos sentamos en la mesa de la cocina para almorzar. ¡Santo cielo! —¿Por qué lo ignoraste? Su pantalón, blusa y tenis eran del mismo color. Bueno, prometo que la próxima vez seré yo quien llame. —Lo sentimos señorita, en estos momentos no tenemos un chófer disponible para esa zona. —Me reí. —rogaba a que aceptara. —Comenzó a toser como si se fuera a ahogar. Hasta que un día lo hizo y él se disculpó, pero nunca volvió a ser igual. Mucho peor fue exprimirle el agua sucia. Location is correct, but nevertheless far from center. —¡Heavy Metal! Me pagaban a once dólares la hora. —¡Cállate! Ella ya caminaba enfadada hacia él. Sus paredes estaban decoradas con dibujos en hojas de papel. Antes de ir por la ropa en el tercer nivel, estuve andando para conocerlo. —¿Quieres ir por servilletas o algo? Estas familias han logrado triplicar su produc- positivo en las comunidades aledañas. —le pregunté apenada por Juliana. —Lucía bastante inquietado. Era blanco. —¿Cómo por un ojo? ¿Serías tan amable de entregarle este folleto al jefe? —Es fácil, repetitivo, solitario... No me quejo porque es mi primera experiencia. De armas utilizaban grandes hachas y machetes. —Lo siento. Se nos acercó. Seguro son la mensualidad de su vehículo. —La señorita ordenó solo permitir entrar a su amiga Lily y si se encontraba un muchacho rubio... con cara de tonto. —Aquí venden muy caro... —me advirtió. Estaba temblando y sudando de los nervios. Al mirar afuera mientras el cajero introducía la caja en una bolsa, observé a Luis solitario en un banco concentrado en su teléfono. Yo en todo momento estuve boquiabierta, incrédula de lo ocurrido. —Nos despidió sonriente—. Terminé de limpiar los refrigeradores de la cafetería del tercer nivel. Es obvio que nunca agarrarás una patineta. Estaba ardiendo. Después de unos segundos, sentí que estrechó su brazo hacia mí y me sostuvo por el mentón para levantar mi mirada. 9. —¡Oye, ¿por qué mi amigo te miró así? Él estaba despierto; jugueteaba con el cabello de su madre. Antes de irme, me aseguré de mirarlo molesta. Era de un tamaño perfecto para mí. Llegué a su lado y noté que leía noticias sobre videojuegos. —¿Una prueba? —La misma edad. —¿Cómo se llama el género que cantan? —Ya te había dicho qué iremos más tarde a esos. —Eres como muy linda, Lily. Él piensa que esos quinientos empleos valen más que los animales que morirán o serán desplazados. —Qué molestia... —Se levantó—. —Ah... se nota que es muy aplicada. —Tienes razón, pero de donde vengo no hay sucursal y muero por conocerla. —Arya... —Me preocupaba por ella. Sus padres ya no estaban en este mundo. Mi mirada cayó sobre una caja de pizza y una botella de soda de naranja que tenía sobre el escritorio. Sujetó un cuchillo de mesa para untar el pan de mantequilla. —Gracias a ti por compartirla conmigo. —Lo tomé y activé la cámara frontal. Entramos en una extensa y ancha calle donde casi no había vehículos. En una de las tres mesas blancas y redondas de la cafetería, había una estatua de una muñeca tamaño real que comía helado muy sonriente. Sentí cuando se detuvo tras llegar a nuestro lado, y algo nerviosa, volteé a mirar. Debido a la conmoción, salimos sin que esa rubia nos pagara. —Oh... ya veo. Como dicen por ahí, nada bueno viene con apresurar las cosas. —me preguntó el recepcionista. Cristian me hizo seña para que saliéramos. Arya ni se asomó por el hospital. La encontré a varios metros ocultándose detrás de unos arbustos. Contaron que ayer fuimos quienes enviaron al lado perdedor a Caostotal. Me fui. Le haré sentir en cada centímetro de su cuerpo, el potencial de mi ira. Ya estás sana, vete a seguir divirtiendo. Vamos. Mientras limpiaba el arroz, escuché a alguien que hablaba por teléfono, pasar por el frente del apartamento. —Cómo digas... —Le costó aceptarlo. A las ocho y media, llegué a la oficina de Arthur. Luego se la secó con la toalla. —Está bien... Usted... Al llamarme “usted”, le interrumpí porque me cayó mal. —Ya veo... y ¿qué tan lejos has llegado? Nunca imaginé, ni en mis más coloridos sueños, que en tan poco tiempo viviría tantas emociones. Juliana le reveló que se enteró que estaría compitiendo en la arena, y que ella y Gabino disfrutaron mucho de los enfrentamientos por televisión. Estaba cerca de la mesa, atenta a que alguien fuera a hacerme señas para llevarle algo. —Sabes qué lamentaba hace unas horas... el no habernos tomados fotografías la primera vez que salimos. Imagino que en Maine, nadie tuvo ese atrevimiento contigo. Creo qué encontré una buena. ¡Eso fue estupendo! —Arthur... ¿qué sucedió en esa reunión? —Sonrió un poco. ¡Lily! —¡Eh! —Pero tía... sé que tienes razón, pero me preocupa quedarme de brazos cruzados. Y así continúa hasta el domingo, donde se enfrentan los veinte finalistas. —¿Cuánto tiempo tienes trabajando en la pizzería? Sin mangas de cuello redondo y doble volante. —¿Estaban muy nerviosos los chicos? Arya gritó un poquito por eso. Porque te juro que este es el último lugar del mundo donde te hubiera imaginado. —Y pensar que alguien que se cree tan increíble, va y se fija en una tipa sin educación, pobretona, que viste como muchacha de barrio. —Sí. —Y ¿para dónde van? Con lo rarito que era, imaginé que ni iba a despedirme, pero incluso salió afuera. —Sin pensarlo, me puse de pie y entré en la calle para forzarlo a detenerse. —Tía le regresó el bebé —. Abrí su puerta. —¿Cómo te atreves a conducir tomado sabiendo lo peligroso que es? —Reía tía—. —Ni yo, al menos no desde que entré en la adolescencia. Me vestí con él y me miré ante el espejo. Después de tocar las flores, lo miré—. —¿Solo eso haré en las cuatro horas? —le gritó. Para levantarme los ánimos, me invitó a cenar parrilla coreana. Frente a la ventana, había una mesa de sofá donde vi fotografías de la familia. Kevin y Rosario tenían tiempo practicando. La zapatería era de cuatro pasillos de ocho metros de largo. —Lo inaudito es alguien de tu porte con ese empleo. Por eso me asignaron esa cantidad. —¡Lily, te dije que te callaras! ¿Cómo le haces para mantenerlo tan bonito? —Sentí pena porque él sí lo estaba disfrutando. Sé que suena afanoso, pero no es la gran cosa. Me tragué las ganas porque temí perder su confianza como amiga por entrometerme demasiado. Aparte, porque sigues viva. —Buenos días... —saludé algo tímida porque apenas dos me miraron. Yo me perdí ese espectáculo. —No digas eso, a mí me agrada cada uno de ustedes y aquí es donde compartimos más. —Yo de una sabor a piña. —Todos vienen al festival —me contó—. Los invitados corrían por todos lados. Arya, fastidiada con Kevin, le propinó tremenda mordida en el antebrazo para que la soltara. Antes de llegar, fuimos a un restaurante mexicano para llevarle comida deliciosa pagada con mi primer cheque. —¡No es tu problema! —Le lancé una de viento y apenas logré hacerlo caer sentado—. Y ¿ustedes quiénes son? —Imagino que más, la fibra de carbono es súper costosa. Consulta las últimas Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g promociones y disfruta de las rebajas más baratas … —Sí, tampoco me atrae como me quedaron. ¡Consigue el producto más barato entre todas las ofertas! Lo que hice hace poco fue un favor. Es raro que escojan esa. —Le sonreí. —Mira mamá, qué bonita. ¿Me prohibirás verlo si te digo que está interesado en mí? —Juliana corrió hacia ellos. Luego hice una videollamada con mis padres. Bebió tanto porque su equipo ganó, que tuve que ir a buscarlo al bar a las tres de la madrugada. Observábamos estatuas doradas de los primeros personajes de Wisney; esos que sus caricaturas eran a blanco y negro. La señora que barría se detuvo a mirarme. Estoy acabada si sospecha de mí. —Si una persona poderosa busca hacerte daño, créeme que no vacilará. Enseguida miré en dirección hacia Lindsay. —Obvio. Nearby attractions include Hoodwinked Escape (0.4 km), Bethel Gospel Assembly (0.3 km), and Paris Blues (0.4 km). Arthur se paró para sujetarlo con ambas manos desde que llegara. ¡Voy a vivir mi vida! —Lo, lo siento, lo siento —se disculpó súper nervioso. La pantalla comenzó a marcar treinta segundos. —Ho, hola... Soy Luis. —¿Todo bien? ¿En qué puedo ayudarle? —No te preocupes, Nicolás. Arya era impresionante; iba a gran velocidad hacia los bordes de esas piscinas y daba varias vueltas en el aire antes de regresar. Owain estaba de espalda hacia nosotros. A la media hora, bajé al tercer nivel y fui a tocar la puerta de Juliana. Por eso me ilusiona tanto. Ojalá nos paguen bien porque me siento otro. En ese momento, comenzó a sonar una música dramática de tambores. No fue hasta que el ejército reclutó a unos chicos y salieron en una misión, que comenzó a sentirse viva y a desarrollar sentimientos que ni sabía que existían. —Volvió a concentrarse en la computadora. Habla mañana con tu jefe para que me entre a trabajar. —¿A ustedes cómo los tratan? Cuando reunió el valor, la miró a la cara. —Ay sí, igualitos. A lo lejos se veía esa lujosa mansión. —¡Ven conmigo! —Forcejeó hasta lograr liberarse. Estábamos llamando demasiado la atención. Esta oferta está disponible en una gran variedad de tiendas, echa un vistazo a todos los productos y obtén el precio más bajo de Mezcla Láctea Ideal Amanecer 24 x 395g . —Sonreía—. —Espera, tía. Con temor, se acercó hasta detenerse a mi lado. Ethan se detuvo al frente de Kevin para enfrentarlo. Compra en Wong arroz, aceite vegetal, menestras, pastas, conservas de pescado y más abarrotes de forma online y pídelo por delivery. Percy lagrimeó y a Ethan se le aguaron los ojos. Ah, y que no toleraban mis tonterías. Cuando disminuyó, nos sorprendimos al descubrir que se había transformado en un intimidante león blanco. Recogí el equipaje y, tras salir del aeropuerto, fui bienvenida por una cálida brisa. Juliana comenzó a recibir una llamada de su marido y la contestó. Estuve recordando cuando me enfermé hace muchos años. Una gordita llamó la atención porque de espalda hacia su pareja, movía el trasero a gran velocidad cerca de su pelvis. —Todavía hay esperanzas —me mortificó imaginar como Arya y los demás se sentían. —Lily —me hablaba el chico a mi lado—. El Sol ya estaba en esa posición que te iluminaba de frente a la cara. —Le costó admitirlo. —Cierto. La atmósfera en el armario se hacía más tensa. Arthur levantó uno mano, tomó un bocadillo de doble queso y se alejó. —¿Quieres qué te busque empleo donde trabajo? En el taxi, encendí el teléfono y vi dos llamadas perdidas de Arthur y Cristian. Llegué a tiempo al edificio. Ha tenido que resolver muchos errores por el bienestar de la empresa. Comenzó a caminar hacia mí. —Hmmm... está bien, vamos al que quieras. Se quejó de dolor de cabeza. La esfera impactó al cocodrilo, creando un gran estruendo e iluminando totalmente el mundo. Era de cinco metros de estatura, calvo con inexistentes cejas, diminutos ojos y una voluminosa nariz que le colgaba por debajo de la boca. —Me miró de arriba a abajo. Vio que tenía una llamada de Kevin—. —Le cacheteó bien fuerte—. Arrancamos hasta que llegamos a mi edificio y me desmonté. —Nos quiere involucrar en algo tan peligroso —pensé. —Tú sabes que cualquier sonrisa te compra. ¿Qué demonios haremos? No permitieron que Juliana los acompañara debido a la gravedad de Gabino. —¿Cómo te llamas? Como supuse que le habían roto el corazón, me le acerqué para consolarlo. En serio me preocupas. La del sábado pasado me hizo doler el estómago. Nunca tuve el sueño de ir porque era bastante costoso: el viaje, hotel y las boletas. —Hace poquito. Quizás un poco lento en el segundo minuto y tuvo tres intentos fallidos en un rectángulo de concreto. —Hmm... no. Detrás de las chozas, estaba la nube más alta. —¿Estás demente? —Se le aguaron los ojos. ¿qué nunca viste esos programas sobre secuestros? —Qué la pases genial, mi preciosa sobrina. —Y yo me he encontrado esta semana súper larga. Tuve que preparar té y relajarme por media hora para volver a quedar dormida. Además, me había enterado que, porque vine a vivir con ella, la administración del edificio le iba a subir el coste del agua para la próxima mensualidad. —¿Existe una donde físicamente no me involucre? —¡Me la pagarás! Ella se siente incómoda con extraños. Kevin estaba distraído con su teléfono. —chillé—. La amenaza que se mantenía vigente era sobre “hacer algo bonito” con mi relación con Arthur. —¿Quién es ella? —gruñó y se limpió las lágrimas.—Vamos a recoger mis cosas, Ethan. Aquí no te causará pena. Solo lo veo posible si Arthur les haya contado, pero dudo que él utilizara ese sobrenombre. —¿Qué ocurre? Se me hace imposible relajarme con todo el trabajo que tengo. —No relajes. Me contestó asintiendo con la cabeza. —¿Vivías en una cueva o bajo una roca? Regresé al lado de Juliana. —Anda en las nubes. La luz cambió a verde y continuamos. —Morgan había notado lo extraña que actuaba. —pensé que era ella que me había descubierto entrando en la mansión y venía a regañarme, pero al girarme descubrí de quien en realidad se trataba—. El número cien apareció flotando y comenzó la cuenta regresiva que daría inicio a la oleada de enemigos. A pesar de todas las horas que habían invertido conociéndose por teléfono, no pudieron evitar tratarse como extraños en el primer día. De la misma estatura de Kevin. Correteaban por todas partes. Al entrar al armario del conserje en el sexto nivel, me encontré con Luis terminando de comer yogur de melón de un pequeño envase. Fui a donde Arthur y me detuve a su frente. —¿Tú crees? Imagino que son tan fríos como el clima. Por favor, mantente a su lado para que colabore. Debatí sobre si su largo cabello era negro y hace meses se lo había teñido de verde, o si era verde y comenzaba a volverse negro. Aún se sentía raro hablar con seres virtuales. —No seas bruto, ¿de dónde más sacaremos esa cantidad? —¡Cielos! Sudé como nunca lo había hecho, pero estaba feliz porque había realizado el primer paso en mi nueva vida. En su muslo derecho, le apareció amarrada una vaina con su daga. Vestía una elegante blusa blanca de lunares, pantalón negro un poco ancho de los muslos para abajo y de tela lisa. Tampoco me la maltrates mandándola a hacer oficios de más. Entré al apartamento sintiéndome en las nubes. Ya tienes un empleo que deja a muchos con envidia. ¿Quién más sería tan descarado como para meterse conmigo con la vil intención de arruinarme la vida? —Sonó preocupado. Más adelante había dos aspiradoras de mochila y dos sillas metálicas de esas que se plegaban. —¿Eres quién los viernes bota la comida ajena? —Nunca sobrevivo a los viernes. Fuimos quienes recibimos la más fría bienvenida. —Se parece mucho a su tío. Mentirosa, no te creo. Cuando llegué al apartamento, corrí a vestirme porque temía a que se me fuera a hacer tarde. Cerró la puerta y nos sentamos. Ni el estrés es motivación para irse temprano. —¡Eh! ¿Piensas qué porque tengo el cabello sobre el otro, no veo? La ciudad lucía hermosa por esa zona. Me puse nerviosa cuando vi que me llevó a la fila de la cabina donde más temprano nos tomamos las fotografías en grupo. —A, a, amé tu co, compañía... —Casi se murió. Estábamos rodeados por otros que iban o venían de comprar, o charlaban. Si deseas saber si Metro tiene el descuento más bajo para Mezcla Láctea Ideal Amanecer 24 x 395g, compara en la página de Temas o con otras tiendas. Qué bueno que viniste. —Hmm, descuida. —¡Me encanta! La comida la compraría en un supermercado donde no vaya nadie conocido para evitar ser saludado. Él caminaba directamente hacia la oficina con la puerta abierta de Arthur Diesel. Escuchaba el bullicio de un programa de televisión que ella veía en su pantalla de treinta pulgadas. Samuel le pidió a Kevin que le permitiera entrar a Darklins. ¿se motivaría a salir de casa si sabe que podría conquistar a una chica como Arya? —Lily Scott, cuéntame, ¿cuáles son tus aficiones? Quieres saber algo, así como tú hay otras miles, pero esas cuentan con clase, educación y personalidad. —¿Te vas a bañar en la piscina? Mientras más se acercaba, más me percataba de como no me quitaba los ojos de encima. Gracias por la maravillosa tarde. Se peinó decentemente. Algunos intentaron consolarme, preguntándome el porqué me trataron así, pero proseguí sin siquiera mirarlos al rostro. Se burlaron porque Darklins continuaba la tendencia de reclutar a pésimos deportistas. Por razón ella lo... — Iba a desahogarme, pero Arthur corrió hacia mí para detenerme, cubriéndome la boca con una mano. —Reía—. Arya odió que su hermana le obligara a contemplar de tan cerca como se había entristecido. Respiré un poco para relajarme y salí. Recuerda no mojarte el cabello. Fui a la solitaria cocina. Su largo y lacio cabello que le descendía hasta el abdomen era rubio, pero lo mantenía teñido de negro. Desconocía que un patinador podría soñar con un estilo de vida decente. —Aquí vamos. —Él los echó y siguieron su camino. Tengo miedo. La manera en que me miró, me hizo entender que no dudaría en regañarme si cometía una torpeza. En el primer minuto, ellos se sintieron horrible. Vestía un pantalón jean azul, zapatos negros, camiseta blanca y una chaqueta negra. Ya eran las seis de la tarde. Ah, sabes, un día que estuvimos en una mansión, se atrevió a conducir borracho. Ahí se encontraba una gran máquina compactadora que ocupaba dos cuartos, y se componía por dos grandes embudos con un panel de control. Ideal Amanecer 6 Pack S/ 17.69 S/ 19.02 Cantidad Agregar al carrito Ideal® Amanecer Mezcla Láctea SixPack (6x395g) Mezcla láctea compuesta con maltodextrina y aceite vegetal, … —Descuida, puedo ir sola. Pronto me enteré de mi grave error. Al frente había una mesa baja de donde un cigarrillo humeaba. Me invitó a sentarme en el sofá. —Oye, ¿te incómoda estar conmigo? Visité uno de los jacuzzis y, de las nueves personas metidas ahí, solo dos tomaron un pedazo. El baño era impresionantemente pequeño. Pensé que así de penoso se vería Luis si yo no hubiera aparecido de repente a su frente. Estuve limpiando el apartamento para que se alegre cuando regrese del trabajo. Ella se sintió horrorizada. —Enfrentó a su hermana. —¿Eso por qué? —¿Quieres realizar una queja? Ethan me susurró que hace meses Kevin los metió en problemas por hablarle mal a un famoso patinador. Transcurrían los minutos. —Vamos a que te los pruebes. Iniciarías a las seis de la tarde y terminarías a las diez de la noche. Se paró. Hasta él se había sonrojado un poco. Era un señor alto que vestía un esmoquin gris con corbata morada y zapatos negros. Entré en la burbuja mágica de Arthur y le pedí que me sanara. —Lamentablemente, solo el cinco por ciento alcanza esa dicha. Bueno, Querido, como llegué toda irritada, te toca... —Ven aquí, Cariño —le llamó. —¡No seas tan vaga! —¿Lo dejarás sucio? Cuando me reconoció, se puso muy contento. —Levantó el sobre y se lo pasó. El agua que cayó sobre mi cuerpo, estaba tan fría que parecía venir del Polo Norte. —Que te lo pierdas un día, no cambiará nada. Lo más decente que encontré fue una blusa rosada sin mangas. —Pensaba si podría... bueno... —¿Qué intentas decirme? —La miré impresionada con su reacción. Su tarjeta era principalmente blanca. —Qué la próxima sea con un final feliz. Esa noche recibió la llamada de su novio donde, no solo conoció la magnitud de sus regaños, le demostró inseguridades que la terminaron afligiendo. Acababa de empezar una película en la pantalla frente a su asiento. ¿Cómo te atreviste a meterte con mi marido? —me preguntó Fanny. Tomé un gran y profundo suspiro de alivio. Él entró y se nos acercó. —Percy lagrimeaba un poco. No se vaya a enamorar, mucho menos de un cualquiera. Mientras caminaba a su lado imaginando cómo me vería mañana, sentí cuando se detuvo. Luego notamos como la recepcionista corría hacia nosotros. Rosario realizaba trucos detrás de ellos. Quizás... —admití tras echar mi mirada hacia un lado algo nerviosa. —¡Misión completada! Y si me miraría con ojos que no reflejaran indiferencia. —Buenas noches... —Me acerqué al frente del escritorio para hacerle entender que no había entrado a recoger la basura. —No pude tolerarlo más—. Cinco empleadas atendían a las clientas: tres maquillaban, dos arreglaban el pelo y la última se lo lavaba a una niña. Una vez alcancé las escaleras, salté de la alegría porque al fin conseguí su nombre. Solo era permitido comprar a los vendedores autorizados que iban por los pasillos vendiendo golosinas o comida rápida. Morgan, Owain y yo, atravesamos curiosos la multitud. —¿Cuántos tenemos ahorrado? —¿Por qué la recoge basura te mira así? Suerte que no tuvo la gentileza de pasármelos. —¡Ni loca me doblegaré ante esos lacayos! —Arya. En la oreja izquierda vestía un arete de botón negro con el símbolo de omega en blanco. Había tiendas de ambos lados de todos los tipos. En el gris vas a introducir la basura, en el azul el reciclaje. Algo que me desagradaba eran sus cortas respuestas. —Me hace falta un vestido y estamos cortos de tiempo. —¡Entremos al castillo! —Reía Morgan—. Solo sabe levantar hierros, meterse en problemas y salirse con las suyas. También que después del escándalo, los inversionistas andaban irritados porque cayeron el valor de las acciones. ¿Cómo estuvo tu primer día? —Imaginé que mi padre disfrutaba de los deportes en la televisión en la sala de estar. No iba a cometer la falta de corazón de pedirle a tía. Yo le dejé cinco dólares en su sombrero. Ella estaba en las nubes. Los Topos fueron enviados al lado perdedor donde esperarían a quien iba a ganar de entre Anger y Caostotal. —Qué alegría, no haré filas. Amé hablar contigo. —Te necesito a ti y a Anastasia para el campeonato. Las coloridas paredes tenían diseño de suspiro de pastel en los bordes. —Me quieres ver bonita, ¿eh? Leches. —Tan fea. El Halcón agradeció el cariño del público y avisó que dentro de unos minutos, iniciarían los enfrentamientos. —Oh, se verá aún mejor. ¿Usted qué hace aquí? Owain fue a tocarlo y su mano lo traspasó. Es raro que el presidente de ventas se fije en la que trapea el suelo. —Sí, pero anoche cometiste el error de creerme fácil. Comenzaba con un paseo por el jardín donde te encontrabas estatuas que contaban la historia de Wisney. El señor de la camioneta se desmontó gritándole insultos. —Bien. Tan larga que se curveaba y entraba en un salón dedicado a acomodarla. —¡Cuidado! Significa mucho para mí. No le haré caso a esa tonta. —dijo Arthur y miré hacia ellos. Como a las dos horas de mirar tonterías en la televisión, escuché cuando alguien comenzó a tocar la puerta. —¡¿Lo tenías planeado?! No estaba pasando por un buen momento. Un empleado nos acompañó a un pasillo de estudios. Durante la participación de Smashers, estuvimos serios mientras los demás gritaban como locos con cada truco que lograban. Hace muchos años ella había fundado su propia tienda de ropa. Vimos unos tenis blancos bien curiosos porque tenían pelaje de animal. Me llamó la atención su buen estado a pesar de estar disponible al público y haber sido creada hace tantos años. Cielos, me puse tan nerviosa que comencé a sudar instantáneamente. —Arthur Diesel... Luis sacó la caja de pizza del reciclaje y la introdujo en la basura. Hacía mucho sol. No podía evitar imaginar qué me haría si descubría que estaba involucrada. —Algo así —admití riéndome un poco. —¡Oh, santo cielo! —Me encantó el color verde limón de sus uñas. Las puertas de entrada estaban a unos cincuenta metros de donde me encontraba. —le refunfuñé. Arya lucía inquieta. Llegaron hasta detenerse a su frente. —gruñía Arthur—. En verdad te deseo... —Hmm... —No supe que más decirle. —Bien. Te vas a comportar en este mismo instante. Agregar al carrito. —Aumenta mi emoción. Consulta las últimas Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g promociones y disfruta de las rebajas más baratas Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g al mejor precio disponible. Yo levanté el arco y extraje una flecha. Owain de un grito, comenzó a correr hacia nosotros. Al gordito le causaba gracia nuestros nervios. Era un rosado pastel con flores y hojas en blanco, de tirantes delgados. —Caminaba a su lado. —Como ya terminé de prepararlos —me informaba—. ¡Este señor debe ser millonario! —¡Ay! Trabaja conmigo los fines de semana. Lo encontré con la mirada clavada en el teléfono. Me pasó varios billetes de cien dólares—. Actuaré “normal” en ese lugar. Fuimos a una zona subterránea donde había un pasillo de puertas. —¿Cómo así? Fue imposible entablarle una conversación. Déjame esto a mí. Todos me miraban molestos. —Está bien. Pues resulta que ese marido le colocó un rastreador de localización en el teléfono y, esta mañana tras desbordar del avión, vino directo hacia acá y los enfrentó. Era conocido como “el Halcón”. Era un artículo donde chismeaban sobre su reciente divorcio. —¿Crees que sea difícil? —No te preocupes. El repartidor se regresó por el mismo camino. —grité desde que lo contestó. Era tan lampiño que en su pecho y estómago, no tenía ni un solo vello. Entramos en uno de los cuatro ascensores. Antes de salir les escuché charlar que el problema no se resolvería por computadora o teléfono. No sabes lo mucho que se esfuerza. Nunca antes mi cabello lució tan fabuloso; brillaba, se notaba lleno de vida. Pero, ¿significa qué te irás de la empresa? Tu amigo insoportable anda rondando por la zona. —le reprochaba Arya—. —Hmm... no tengo dinero para esos productos. ¿Solo seis por bandeja? Se me había olvidado lo insoportable que se pone. Scribd es el sitio social de lectura y editoriales más grande del mundo. Escuchaba afuera el bullicio de unos vecinos; dos hombres se enfrentaban a insultos y golpes mientras una mujer gritaba preocupada para que se detuvieran. —Comprendo. Eran las diez con veinte minuto. Temía volver a toparme con esas personas. —Gracias, Jovencita. No arruines nuestro esfuerzo. Se está comiendo ese libro porque en unos días tendrá examen. Durante el primer año de escuela secundaria, ocurrió algo y tuve que continuar mi educación desde casa. Si ella no encuentra uno bueno, nos cobrarán medio riñón por atenderla. Arya enseguida miró a Ethan a la cara. Sostenían copas de cóctel, cervezas y otras bebidas. Y ambos estamos en tierras de chismosas y presumidos. Recordé algo cuando le cruzamos a una tienda de ropa para bebés. Trajo un spa para pies para llenarlo de agua. Cuéntame, ¿qué tan sucias están tus manos en estos momentos? Much lower standard tham what is shown in fotos. Me ofreció enviarme dinero semanal, pero rechacé porque lo que ganaba apenas ya alcanzaba para los gastos de la casa. Llegamos al tercer nivel. —Samuel se le acercó al gordito en búsqueda de soda. Demuéstrale que no eres como las demás, qué lucharás para permanecer juntos. Me vestí con una blusa blanca y pantalón jean acompañado por unos tenis blancos. ¿Tú qué haces aquí? Con cautela, entré en las escaleras. —¿Y ella acaso no lo es? —¿Cómo que trajeron demasiada, no creen? Yo estaba toda impresionada. En la sala de estar noté lo pobre que eran. —Por aquí no hay muchas pelirrojas, mucho menos con esa cara. —Se asustó Ethan. No se aburren de llevarse todos los campeonatos. Vestía sacos de una talla mayor para ocultarla. Les encanta actuar así, pero no son malas personas. —Bueno, si es lo que deseas... —Entré sola. Llegó el sábado. Supuse que dormía y decidí dejarla descansar. —¿Crees que se acerquen? Guau... —¿Me explicas quiénes son? Una señora en sillas de ruedas, estaba inquieta por cruzar. Le pedí con el corazón en la mano, que por favor intercambiara su segundo piso con el quinto mío. —Lily, ¿qué opinas de los caballos? Terminó moviéndolo hacia atrás para mantener su mano en el lado derecho de mi cabeza. Su fiebre comienza a bajar. Demando la mejor espada y lanzar fuego por las manos. Quería decirte desde hace días unas... —Mira, no quiero escuchar cualquier cosa que tengas que decirme. No soportaba que Arya vagueara en ese parque, mucho menos iba a querer a las personas que la mantenían motivada a seguir yendo. El vehículo era cómodo, moderno y elegante. A los cinco minutos, regresó con un vaso de chocolate en cada mano. —Se preocupó Nicolás—. A pesar de que ejercía presión, no era suficiente para hacerme daño. Ella pasaba los días en la universidad y el trabajo. ¿Qué te ocurre? Fui a colocar la bandeja sobre la mesa. —Gracias, Lily. —Sí, es que allá los inviernos son intensos. Fuimos a pagar y salimos. El taxi acababa de dejarme en las aceras del edificio del trabajo. La amante de un vecino en el quinto nivel, acostumbra a pasarse la noche aquí cuando su marido está de viaje. —Hmm... una pregunta, Arthur. —¡Pero ¿con qué motivación en ese frío pueblo?! Si me halagaba, me iba a sentir en las nubes por el resto de la tarde, pero si le daba igual, me iba a sentir decepcionada. —Ajá, qué buena excusa. Era el último domingo de invierno. —Cobarde. A los tres minutos, salió Ethan junto a Arya de la sala. —¡Qué yo no tengo nada que ver con ella! —grité su nombre sin pensarlo de la sorpresa. Métete otra jodida vez conmigo y te juro que te arrepentirás —amenazó seriamente—. Anastasia les tomó una fotografía para anunciar nuestra alianza en las redes sociales. Cuando lo haga, sacaré el revólver y le dispararé justo en el corazón, para que conozca el dolor que me ha causado. Sostenía su teléfono. Al llegar a la ciudad, Kevin me pidió estacionarme. Da clic en el Catálogo Metro o ve hacia la pestaña de 'ofertas'. Ya no sé que hacer con ella. Aparentaba de siete años de edad. Sígueme en mis redes sociales: Instagram: Leenio.art Twitter: io_leen Email: [email protected] ISBN: 9781097187423 Disfruté música de Beach House, Cigarettes After Sex, Last Dinosaurs, Snowmine, Fleece, Bedroom, entre otras... Deseo siempre recordar esas medianoches de verano en las que salía al balcón a escuchar esas canciones mientras leía esta historia. —Me sonrió. Ir al contenido Left Continuar la compra Pedido Su carrito actualmente está vacío. —Así es —mentí riéndome un poco. Incluso se le notaban sus bien formados músculos abdominales. Él se quedó detenido. Era mediana con una mitad de trozos de piña y la otra pepperoni con jalapeños. —Ah... Bueno... activar armamento. A Percy, Samuel y Ethan les costó mucho, pero aceptaron tras dialogar que si no superaban las disputas del pasado, jamás avanzarían a un estado donde no haya más burlas y abusos en el parque. Los otros dos que estaban en el teléfono, nos miraron. Nos sentamos en el bordillo a esperar el taxi. Enseguida miré por el espejo y la vi aún cubierta. —Hmm... no. —Se motivó—. Su atrevimiento no logró quitarme la contentura. Me tomó cinco fotografías. Percy doce. —El encapuchado se sentía orgulloso. ¿A dónde piensas invitarme? Las demás del lado perdedor porque perdieron un enfrentamiento y, si perdían otro, estarían fuera del campeonato. Cuando me le acerqué, me percaté que tía estaba en el asiento trasero sosteniendo su teléfono. La brisa estaba fría. —Es mi sobrina, desde hoy trabajará aquí. —Descuida, solo pasemos un buen rato. Miró al cielo—. Mientras caminaba por ese pasillo, avisté la puerta abierta de su apartamento y al lado a un vecino que esperaba preocupado. Cuando miré, vi que su familia ya venía hacia nosotros. Incluso se le estaba derritiendo y cayendo un poco sobre la mesa. —Ya regresé. —¿Se van sin algo para tomar? Ya casi llamo un taxi. —Hasta luego, Lily bonita. Pero fue quien me mostró el valor de ser yo misma, de sonreír sin temor a que dirán los demás. —Escuchar esa pregunta le estresó un poco—. Él se había quitado el casco y, a pesar de que el chófer le gritaba furioso, sonreía como si lo ocurrido fuese lo más gracioso del mundo. —Ah, me duele la cabeza... —se quejó. Y hoy en día cualquier persona es reemplazable. —Ha estado con el temperamento por las nubes después de la paliza que le propinó Nicolás. No hoy, que estás aquí conmigo. When the system detects a problem, a review may be automatically rejected, sent to the reviewer for validation, or manually reviewed by our team of content specialists, who work 24/7 to maintain the quality of the reviews on our site. No creo que andar en motocicleta sea tu estilo. —Buenos días, Arya. La expresión de Diana se traducía a alguien que soportaba las ganas de dormir. —¿Qué le ocurrió a Arya? Qué burrada. Le demostraré que aprecio mucho su amistad. —Sinsentido, ¿cierto? —Bueno, yo entraré. Su cara de desinterés, relataba que solo participaba para complacer a su hijo. La chica ángel sostenía una escopeta y vigilaba temerosa como si algo horroroso se acercara. —Ah... no, está bien. —Con eso me quiso decir que conociera mi lugar cuando estuviera cerca de sus amigos o ejecutivos. —¡Hola, Lily! —Intenté irme, pero obstaculizó mi camino. En la fila observé las pantallas donde informaban sobre las películas. Las calles estaban repletas de personas, el tránsito cada vez se hacía más pesado. Vi una película y ahora juego videojuego hasta quedar dormido. Era una chica de estatura promedio, largo cabello castaño y ojos oscuros. —Ay no, qué gracioso es esto. Le dio una mirada de odio a Juliana tan intensa que quedó congelada. —¿Qué traes ahí? —Lily, no te desanimes que ellos tienen problemas —enfatizó su madre—. Al cabo de dos minutos, encontré uno cerca de las habitaciones del área de servicio. —Nunca te relajes cuando un cocodrilo ande cerca —me aconsejaba Elly—. Invirtió ochenta dólares en lienzos, pinturas y pinceles. Imaginé que le sorprendió el bullicio de mi lado—. Su jardín me pareció hermoso. —Usted también. Probamos con otras que eran más gruesas con un poco de tacón. Cuéntame tu historia. Lindsay se me acercó, me miraba con un fastidio. —¿Qué no escuchaste a la enfermera? Estaba tan débil que se tambaleó hasta colisionar contra la puerta de su hermana. El estrés que les causó hizo que ambos pelearan día y noche hasta terminar divorciados. Cuando terminamos de comer, agarramos trapeadores y bajamos al primer nivel con dos cubos de agua. —¿Puedo comprar un yate e irme al Caribe? No soporto el bullicio de esos barrios. En una semana he vivido lo de un año en Maine. La prueba está en que ni siquiera me ha llamado. —Le ofrecí un apretón de manos. —Colgué y apagué el teléfono. —No me mires así, se la quito en un minuto. —Oh, ya veo. 19.20 ou 18x de S/. Anastasia era de dieciocho años de edad. La enfermera regresó con un tablero para mostrarles la lista de los medicamentos subministrados a Arya, incluyendo las atenciones recibidas. Frente a nosotras estaba la atracción de las tazas locas. Regresó el Halcón y el público volvió a enloquecer. —¡Apúrate! Vomitó lo que le obligué tragar. Me sentía muy aturdida, deseaba desaparecer, dejar de ser el centro de atención de todos los lugares a los que iba.
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